Es reicht! Wir fordern Gerechtigkeit für Pater Marcelo Pérez Pérez

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Pater Marcelo Pérez 2022 in San Cristobal

Mit tiefer Trauer und Empörung verurteilt und fordert das "Ökumenische Büro für Frieden und Gerechtigkeit in München" Gerechtigkeit für den Mord an Pater Marcelo Pérez Pérez (Q.E.P. D), ein indigener Tzotzil, Jesuitenpater, Mitglied der Diözese San Cristóbal de las Casas in Chiapas, Mexiko, unermüdlicher Verteidiger der Rechte der am meisten marginalisierten, der indigenen Gemeinden, Konfliktvermittler, Friedensförderer, der am vergangenen 20. Oktober in San Cristóbal de las Casas ermordet wurde, nachdem er die Sonntagsmesse gehalten hatte.

Pater Marcelo Perez Perez war ein Opfer der Narkopolitik, die die Gewalt in den Territorien im Süden Mexikos verbreitet.

Wir sind Pater Marcelo Pérez im Jahr 2021 begegnet und haben seitdem seinen Kampf aufmerksam und mit großer Bewunderung verfolgt, wir haben damals die Kriminalisierung und Verfolgung angeprangert, der er in den letzten Jahren zum Opfer gefallen ist, wir haben seiner aufrichtigen, mutigen Stimme zugehört, seinem Lebenszeugnis und seinem Einsatz für die Opfer der Gewalt, die durch Korruption, Narkopolitik und organisiertes Verbrechen in Chiapas erzeugt wird.

Als wir ihn im Juli 2022 in San Cristóbal de las Casas besuchten, erzählte er uns, dass sein großes Lebensbeispiel der salvadorianische Monsignore Oscar Arnulfo Romero gewesen sei: „Der heilige Romero hat mein Leben beeinflusst. Er opferte sein Leben für die Menschen... für das Leben der Menschen. In diesem Sinne sage ich, dass auch ich bereit bin, mein Leben für den Frieden, für das Leben der Menschen zu opfern. Ich fühle, dass dies das Evangelium ist (...) Es ist das Sein, es geht nicht so sehr um Worte. Sensibilität ist keine Rede, es bedeutet, mit ihnen zu weinen, mit ihnen zu lachen, aber auch, wenn nötig, mit ihnen zu sterben. Es geht nicht darum, ihnen die Bibel zu bringen. Was das Wort Gottes sagt, ist, mit ihnen zu leben“.

Und so war es, er widmete sein Leben dem Kampf für Gerechtigkeit, für Frieden, für die Beendigung der Gewalt in Chiapas, er stand an der Seite der Ärmsten, seiner indigenen Brüder und Schwestern, er nutzte seine Stimme von der Kanzel, um die Gewalttätigen, die Korrupten anzuprangern, er umarmte die Mütter, die in seine Gemeinde kamen, um das Verschwinden eines Kindes anzuzeigen, er klagte im Namen der Opfer, er prangerte die Mitschuld der Mächtigen an. Er hatte keine Angst, er ging durch das Leben und kämpfte für den Frieden, indem er Tag für Tag mit Taten die unerschütterliche Überzeugung der Liebe zu seinesgleichen zum Ausdruck brachte.

Marcelo Pérez Pérez war vielen Mächtigen ein Dorn im Auge. Als wir ihn im Jahr 2022 fragten, wie er sich die ernste Situation der Gewalt in Chiapas erklären könne, sagte er uns:

„Was ich sehe, ist, dass die Korruption der Behörden der Gewalt Tür und Tor öffnet, weil mehrere Behörden auch in das organisierte Verbrechen verwickelt sind. Anders ist die Gewalt nicht zu verstehen (...). Im Fall von Pantheló gab es 20 Jahre lang Morde, die durch das organisierte Verbrechen verursacht wurden. Und diejenigen, die sie beschützt haben, sind Politiker, Behörden... (...) Das organisierte Verbrechen wird nicht gestärkt, wenn die Behörden nicht beteiligt sind. Das ist das große Problem, das wir haben, denn es gibt Narko-Politiker und Narko-Behörden. Es ist ein großer Widerspruch, dass der mexikanische Staat uns schützen kann. Ich habe zum Beispiel Vorsichtsmaßnahmen, der mexikanische Staat ist verpflichtet, mich zu schützen, aber er schützt mich nicht mehr, denn jetzt ist er (der Staat) derjenige, der mich verfolgt. Und er kann mich nicht schützen, weil sie Teil des organisierten Verbrechens sind“.

Mit der Ermordung von Pater Marcelo Pérez Pérez wurde eine neue Wunde geschlagen, die die Hoffnung zunichte macht, die das hohe Risiko aufzeigt, das das tägliche Leben von Menschenrechtsverteidiger*Innen in Mexiko bedroht, und die die tiefe Gewalt bestätigt, die Mexiko erlebt.

Von hier aus sagen wir: Nicht mehr! Wir fordern Gerechtigkeit für Pater Marcelo Pérez Pérez.

Friede an seinem Grab. Möge die Erde ihn aufnehmen und behüten.

¡No más! ¡Exigimos justicia para el Padre Marcelo Pérez Pérez!

Con profundo dolor e indignación, la “Oficina Ecuménica por la Paz y la Justicia” en Múnich Alemania, denunciamos y exigimos justicia, por el asesinato del Padre Marcelo Pérez Pérez (Q.E.P.D), indígena tzotzil, sacerdote jesuita, miembro de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas en Chiapas, México, defensor incansable de los derechos de los más excluidos, de los pueblos indígenas, mediador de conflictos, gestor de paz, quien fue asesinado el pasado 20 de octubre en San Cristóbal de las Casas, después de oficiar la misa de domingo.

El padre Marcelo Pérez Pérez fue víctima de la narcopolítica que atraviesa y siembra violencia en los territorios del sur de México.

Conocimos al Padre Marcelo Pérez en 2021, y desde entonces seguimos de cerca y con gran admiración su lucha, dimos seguimiento en solidaridad a su caso, denunciamos en su momento la criminalización y persecución de la que fue víctima en los últimos años, escuchamos su voz sincera, valiente, su testimonio de vida y compromiso con el pueblo, por las víctimas de la violencia que ha generado la corrupción, la narcopolítica, las narcoautoridades y el crimen organizado en Chiapas.

Nos compartió en julio de 2022, cuando lo visitamos en San Cristóbal de las Casas, que su gran ejemplo de vida había sido el Monseñor salvadoreño, Oscar Arnulfo Romero: “El Santo Romero, impactó mi vida. Él ofreció su vida al pueblo…a la vida del pueblo. En ese sentido digo, que yo también estoy dispuesto a ofrecer mi vida a la paz, por la vida del pueblo. Siento que ese es el evangelio (…). Es estar, no es tanto de palabras. La sensibilidad no es un discurso, es llorar con ellos, es reír con ellos, pero también incluso si es necesario, es morir con ellos. No es llevarles la biblia. Lo que dice la palabra de Dios, es vivenciar con ellos”.

Y así fue Marcelo Pérez Pérez. Dedicó su vida a la lucha por la justicia, por la paz, por el cese de la violencia en Chiapas, se mantuvo al lado de los más empobrecidos, de sus hermanos y hermanas indígenas, usaba su voz desde el púlpito para denunciar a los violentos, a los corruptos, abrazaba a las madres que llegaban hasta su parroquia para denunciar la desaparición de un hijo, reclamaba en nombre de las víctimas, denunciaba las complicidades de los poderosos. No tenía miedo, caminaba la vida luchando por la paz, expresando en el día a día, con hechos, con una convicción inquebrantable el amor por sus iguales.

Marcelo Pérez Pérez se convirtió en una piedra en el zapato para muchos poderosos. Ante la pregunta que le hicimos en 2022 sobre cómo explicar la grave situación de violencia en Chiapas, nos dijo:

“Yo lo que veo es que la corrupción de las autoridades, abre puertas, portones, caminos santos para la violencia, porque varias autoridades también están involucradas en el crimen organizado. No se puede entender de otra manera la violencia (…). El caso de Pantheló, fueron 20 años de asesinatos causados por el crimen organizado. Y quienes los protegían ahí, son políticos, son autoridades (…). No se fortalece el crimen organizado si no es con el involucramiento de las autoridades. Este es el gran problema que se tiene, porque existen narcopolíticos, narcoautoridades. Es una gran contradicción de que el Estado Mexicano nos pueda proteger. Por ejemplo, yo tengo medidas cautelares, está obligado el Estado Mexicano a protegerme, pero ya no me protege porque ahora es él (el Estado) el que me persigue. Y no me puede proteger, porque forman parte del crimen organizado”.

Con el asesinato del Padre Marcelo Pérez Pérez, se produce una nueva y profunda herida que quiebra la esperanza, se demuestra una vez más el alto riesgo que amenaza la vida día a día de las personas defensoras en México, se ratifica la violencia profunda y los altos niveles de impunidad que vive México.

Desde aquí decimos ¡No más! ¡Exigimos justicia para el Padre Marcelo Pérez Pérez!

Agradecemos por siempre su ejemplo de lucha.

Paz en su tumba. Que la tierra lo reciba y cuide.

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